Tuesday, July 15, 2014

Recuerdo de un libro que me regalaron


Waterhouse. Decamerón
 
 
El Decamerón de Bocaccio, en una preciosa edición. Me lo dio una compañera de estudios, cuando estábamos en cuarto de bachillerato. Ella le pidió a un amigo mío que la asesorara para el regalo que quería hacerme, con motivo de mi cumpleaños, y mi amigo, RGA, no sin picardía, le sugirió ese título. Durante un tiempo él estuvo riéndose de esa maravillosa gracia, que GR, por fortuna, se tomó muy en serio. A ambos, sin duda, les estoy agradecido todavía. Desde entonces, El Decamerón permanece con honores en mi jardín de las delicias.
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Su magistral modo de contar, así como la sensualidad de sus relatos, hicieron del autor uno de los mejores regalos que el “trecento” legó a los siglos venideros, pasando por encima de censuras mojigatas hasta llegar al esplendor de Pasolini. En lo personal, el ejemplar de El Decamerón, que inicialmente fue la broma vicaria de un amigo y el hermoso regalo de una compañera, es hoy uno de mis mejores recuerdos de lector.
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Abro una página y Guido Cavalcanti pega un salto. Está en la novena narración de la sexta jornada. La recomiendo como buena lección para bromistas.

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